La tercera etapa de este viaje me llevó a Málaga, donde tuve la oportunidad de saludar personalmente al poeta malagueño (nacido en Motril) Víctor M. Pérez y a su compañera Virtudes. Víctor es un poeta que disfruta en cuerpo y alma con la poesía, la propia y la ajena. Es un degustador de la buena poesía y de la poesía en general. Le gusta estar al día, estar al tanto de todo lo que se cuece. Participa en varios grupos poéticos de manera activa y convencida.
Con ellos tuve la oportunidad de recorrer la calle Larios, el Pasaje de Chinitas, las calles que rodean la catedral y visitar la casa natal de Pablo Picasso. Y, principalmente, disfrutar de la amistad y la buena conversación en un lugar tan emblemático como la Bodega El Pimpi, donde se reúnen, en famosas tertulias, los escritores más notables de Málaga. Allí me entregó dos libros: El hombre de Moguer, que es un homenaje a Juan Ramón Jiménez y donde Víctor colabora; y un segundo, titulado Escaleras, donde hay un relato -Silencios de hielo- de una joven escritora, Irene Alcubilla, que nos ofrece el talento de una escritora a la que habrá que seguir muy de cerca.
Con ellos, con una cálida despedida y la promesa de un próximo y cercano reencuentro, di por terminado este viaje y estas 3 etapas del premio de Archidona que, más allá de cualquier otra consideración, estuvo marcado por la palabra y la amistad.